lunes, 19 de abril de 2010

Cuando estás en una encrucijada


He estado en muchas encrucijadas a lo largo de mi vida. Es cuando no sabes qué camino seguir.

Tomar decisiones es lo más difícil a lo que te enfrentas cada día. Y en una encrucijada, cuando tienes tantos caminos por delante, la situación empeora.

Cada vez que me encuentro frente a una, visito a Jesús.

Lo miro y él me mira.

Le sonrío y él me sonríe.

Si le digo: “Ayúdame”, sé que responderá: “Ayúdame”.

Por eso sólo lo miro y antes de marcharme le pregunto: “Señor, ¿qué debo hacer?”

Su respuesta me ha llegado de las formas más inesperadas.

Mi experiencia es que él siempre responde. Sólo hay que estar atentos.

Recuerdo aquél sacerdote que dudaba de su vocación. Y antes de renunciar, decidió ir a un retiro espiritual. El último día se alejó del grupo y bajo la sombra de un gran árbol le preguntó a Jesús:

“Señor, ¿qué quieres de mí?”

Al instante lo envolvió una dulce brisa, suave, que nunca había sentido y escuchó una voz que respondía:

“Tú eres mío”.

De una forma u otra, Jesús siempre responderá. Lo sé bien.

En este momento me encuentro frente a una nueva encrucijada.

Y estoy aquí, en esta capilla, frente al Sagrario, en una de las últimas bancas. Desde esta antesala del cielo, te escribo y te cuento mis experiencias.

Curiosamente, cada vez que le pregunto qué debo hacer, una sola palabra me llega al corazón: “Escribe”.

Y es lo que hago. Escribo.

Confiando.

Sereno.

Tranquilo.

Seguro que su camino es el mejor. Y que Él nunca nos abandonará, ni a ti, ni a mí.

IX Capítulo general de la Sociedad de San Pablo Comunicado de prensa - Enviado de Roma, 15 de abril de 2010


Se abre en Ariccia (Roma), el domingo 25 de abril, el IX Capítulo general de la Sociedad de San Pablo (Paulinos), Congregación religiosa fundada por el beato Santiago Alberione, cuya misión es la evangelización en el areópago multiforme de las comunicaciones sociales, que van de los mass media a la multimedialidad, a la red y derivados. 65 paulinos, provenientes de 28 naciones de los cinco continentes, reflexionarán en la Casa Divino Maestro sobre el tema del Capítulo: “Reaviva el don que has recibido. La fidelidad creativa a cien años del carisma paulino”.

Fundada en 1914, la Sociedad de San Pablo se prepara a franquear el primer siglo de vida; y en esta óptica se vivirán los veinte días capitulares (25 de abril – 15 de mayo de 2010): por una parte con el ojo vigilante a las propias raíces con el fin de revisitar y permanecer bien firmes en las huellas del Fundador y de su carisma; por otra, para imprimir nueva vitalidad a la Congregación en consonancia con los “signos de los tiempos”, frente a los nuevos desafíos que hoy estimulan a la misión paulina: las nuevas modalidades de comunicar y la nueva cultura por ellas inducida; la necesidad de un renovado dinamismo sostenido por una mentalidad abierta y profesional; la inmensidad de las necesidades y la preparación apostólica adecuada; la disminución del personal religioso y la colaboración de los laicos. En fin, para “dar actualidad” a todos los elementos componentes del carisma paulino, que debe enraizarse en una intensa espiritualidad apostólica y reflejarse en la obra realizada por la Congregación.

“Nuestro apostolado –decía el P. Alberione– exige entrega, sagacidad y prudencia; requiere la ciencia común y la ciencia de los medios de comunicación. Pero el Señor nos pide sobre todo que sea un grupo de santos quien use estos medios”. Serán éstas palabras muy presentes en los Capitulares cuando reflexionen y debatan, verifiquen y propongan, y confíen a los nuevos elegidos –el Superior general y los seis Consejeros generales– las líneas programáticas para el próximo sexenio (2010-2016).

jueves, 15 de abril de 2010

XVI Encuentro de Formandos de la Familia Paulina




Ubicar el “sacerdocio común en una sociedad cambiante” nos remite a grandes interrogantes sobre el papel de la Iglesia Católica en el mundo actual. Y me refiero a “Iglesia” (ecclesia: asamblea, convocación) en su correcto sentido, trayendo así el movimiento de testimonialidad y fidelidad a Cristo de todo bautizado.

A muchos católicos el mundo nos viene demasiado grande, justamente cuando decidimos automatizarnos al sistema que nos enmaraña día a día. Solemos caer en el complejo de la avestruz: “metemos la cabeza en la arena, creyendo soslayar nuestro voluminoso compromiso”.

El sacerdocio común nos obliga a entender eso del “no tener miedo”, pues precisamente el miedo es lo que nos mantiene incómodamente cómodos y con una actitud ahistórica.

“Una vez bautizados nos equipamos lo suficiente para ser puentes de salvación y redención”: conclusión precisa del XVI Encuentro de Formandos de la Familia Paulina, llevado a cabo este 09, 10 y 11 de abril del presente año.

Las actividades, dirigidas en su mayoría por el P. Francisco Javier Conde, sj, se enfocaron sobre manera al análisis de las situaciones económica, política y social de nuestro país con analogía a nuestro dinamismo y compromiso misionero.

En la comunidad de Taxqueña de la Sociedad de San Pablo se vivió un ambiente de construcción. Cerca de setenta participantes, en su mayoría formandos, hicieron suyo el pensamiento de renovación en su deber como cristianos.

Si se habla de algo serio y sagrado hay que actuar con seriedad, sagradamente: el testigo del Reino da la vida, no la exige. La Familia Paulina se lanza a vivir con conciencia, dignidad y belleza su sacerdocio bautismal y ministerial.



Hno. Rafael Espino Guzmán, ssp

jueves, 8 de abril de 2010

Carta a un sacerdote desconocido




Sabes, siempre he visto en los sacerdotes a un segundo Jesús. Por eso, cuando me confieso suelo decirme: "Escucha, Jesús te va a hablar".

Sé con certeza que Jesús está en ellos y en ti. Por eso los sacerdotes significan tanto para mí. Por eso hay que amarlos y respetarlos.

Hace algún tiempo te vi oficiando la misa y supe que eras un sacerdote diferente. Lo noté por el particular cariño con que nombrabas a Jesús. Decías su nombre con tanta ternura: "Jesús".

Con cuánta delicadeza tomaste entre tus manos las especies para consagrarlas. Elevaste la Hostia y la mantuviste elevada un tiempo que nos pareció eterno. Un gran silencio inundó la Iglesia.

Nadie se atrevió a moverse siquiera. Era como si hubieses perdido la noción del tiempo. Jesús y tú… Estabas absorto... Reaccionaste al rato y la Eucaristía continuó.

Salimos conmovidos sabiendo que algo extraordinario había ocurrido, y que
después de esta experiencia, algo en nosotros había cambiado para siempre...

Volví a verte a los años y me pareció que tu ilusión no era la misma.

Supongo que no es fácil ser un sacerdote. Todos necesitamos de cuando en cuando una voz de aliento, alguien en quien confiar, a quien contarle nuestros problemas. Sabernos escuchados. Y tú, aunque no lo ves, debes tener la fe suficiente como para tener la certeza de que Jesús te acompaña y te cuida y te
escucha.

A veces parece tan callado Jesús. Un santo solía acercarse al sagrario, le daba unos toques con la mano y le preguntaba: ¿Estás allí?

Yo, por experiencia sé que sí... Él está allí, pendiente como un hermano.

Tu Homilía también fue diferente. No tenías la emoción que antes llenaba cada una de tus palabras. Por eso te escribo. Quisiera pedirte que nos llenes nuevamente con ese fuego, esa alegría que brota de ti… esa esperanza.

Estamos sedientos de Dios. Necesitamos que nos hables de Él. Que nos cuentes vivencias que podamos recordar y que nos ayuden en nuestro camino hacia Dios. A don Bosco le fueron muy efectivas estas historias que luego todos recordaban y comentaban por días.

Queremos que recuperes la ilusión, que te llenes de alegría y buen ánimo. Te necesitamos. Créeme, a pesar de toda tu humanidad, tienes algo de sagrado. Por eso las personas están siempre pendientes de los sacerdotes. Y tus palabras nunca caen al olvido. Tienes un buen corazón… Nos traes a Jesús todos los días y esto es algo que jamás podremos agradecerte lo suficiente... Nos escuchas cuando tenemos problemas, nos aconsejas, nos tiendes una mano amiga... Y nos ayudas a ser como Jesús quiso que fuéramos.

¡Gracias amigo, por ser sacerdote!

Dios te bendiga.

ENCUENTRA ESTE Y OTROS ARTICULOS MAS EN http://www.sanpablo.org.mx/

miércoles, 7 de abril de 2010

BUSCANDO A JESÚS



Una vez que fui en la búsqueda de

Jesús.

Había leído que a los grandes santos de nuestra Iglesia, se les apareció en la forma de un pobre o un enfermo. Y le pedí esa gracia al Señor. “Yo también quiero verte”, le dije, “y reconocerte”.

A los días acompañé a un amigo a un hospital para enfermos de cáncer. Él les llevaría la comunión y un rato de consuelo.

Supe de inmediato que ese día vería a Jesús.

Cada vez que entrábamos a un cuarto me decía: “¿Eres tú Señor?” Y buscaba a los que menos enfermos parecían. Aquellos de buen semblante.

“Señor” le dije, “el día termina y no te encuentro. ¿Dónde estás?”

Entonces llegamos a un cuarto silencioso, al final del pasillo. No había ningún familiar. El televisor apagado. Sólo una cama al fondo y una persona en ella. Entramos y me paré frente a la cama. Y me pareció reconocerlo. “Eres tú”, casi exclamo.

Sentí un dolor interior, profundo, que me paralizaba.

Era el más enfermo de todos. El irreconocible.

Fue tal mi impresión que salí del cuarto a llorar.

Lo tuve frente a mí y no pude verlo a los ojos. No tuve el valor.

Su cuerpo estaba totalmente llagado. Era un Cristo sufriente.

Regresé a mi casa y lo único que surgió de mi alma fue escribirte, contarte mi experiencia.

Me preguntaba a menudo: ¿por qué?

Un sacerdote amigo, a los días me respondió: "Porque no amaste lo suficiente”.

“Es verdad”, reflexioné, “de haber amado, habría podido abrazarlo y curar sus heridas. Y estar con Él”.

Recordé a san Francisco, cuando corría por los bosques llorando: “El Amor no es amado. El Amor no es amado”.

Jesús, Hijo de Dios, enséñanos a amar y reconocerte en el que sufre, el necesitado.

Enséñanos a ser como tú.

img_68645992.jpg


ENCUENTRA ESTE Y OTROS ARTICULOS INTERESANTES EN http://www.sanpablo.org.mx/